La Agricultura Orgánica
Mientras que la agricultura orgánica trabaja con la naturaleza, conservando la biodiversidad, la agricultura industrial busca controlar a la naturaleza promoviendo siembras uniformes.
Practicar
la agricultura orgánica es cada vez más difícil
ya que los conglomerados agroquímicos buscan poseer y
alterar los genes de todas las semillas que producen el
alimento de los pueblos. Sus medios para un control
total incluyen acabar con la producción tradicional
de semillas a favor de las semillas transgénicas o
genéticamente modificadas, las cuales son
patentables.
Para acelerar esto, algunas compañías están promoviendo nuevas regulaciones. Los campesinos orgánicos también están teniendo cada vez más dificultad para proteger las siembras genéticamente naturales que cultivan de la polinización cruzada al estar cerca de siembras transgénicas.
Estas
alteraciones en nuestro sistema alimenticio ignoran los
principios fundamentales de la agricultura y la alimentación
ecológicas y esto puede causar estragos imprevisibles.
Muchos
científicos concuerdan en que a largo plazo, el
incremento en los monocultivos, por ejemplo de variedades de
frijol de soya provenientes de sólo unas pocas cepas
genéticas aumentará la vulnerabilidad de las siembras
a las enfermedades.
Además
de enfocarse en una sola inmensa siembra, la agricultura
industrial elimina los elementos indeseables en un sistema de
producción (como una plaga) al ejercer una fuerza externa
(como un pesticida) sin tomar en cuenta el costo
ecológico, tal como el envenenamiento de los
polinizadores.
Según
el entomólogo Prof. Edward Wilson, se debe considerar
el hecho, por ejemplo, que uno de cada de tres bocados
de alimento que comemos depende de los polinizadores. Si nuestros
sistemas de agricultura continúan dañando a los
polinizadores la productividad de las siembras sufrirá.
Cuando
fue introducida la agricultura orgánica a principios
de 1900, los proponentes como Rudolf Steiner y otros estaban
preocupados por el rompimiento de conexiones ecológicas
vitales que estaban siendo ignoradas por la entonces
emergente agricultura industrial. Ellos sabían que si
no manteníamos la salud del ecosistema completo,
entonces la agricultura no podría mantenerse
productiva a la larga.
La
agricultura orgánica reconoce que la naturaleza es un
ecosistema uniforme, sin embargo, consiste en muchas diferentes
áreas ecológicas, cada una hecha de redes de especies
de animales y plantas interdependientes, numerosas y
locales. Así que cada granja orgánica necesita encajar
en su vecindad ecológica local.
Cuando
encajamos las prácticas de siembra en un sistema
natural diverso, el sistema mismo cuida de los
problemas de producción. En la agricultura orgánica,
el terreno se ve como un organismo, no como una
fábrica. La historia nos demuestra que los sistemas
donde los terrenos agrícolas están diseñados para
encajar en las inmediaciones ecológicas locales, para
alimentar gentes locales, son los mas sustentables y productivos.
Tal vez
la actividad de agricultura y alimentos más esperanzadora
hoy es aquella que la industria orgánica ha ignorado
enormemente - un movimiento de raíces -- que dramáticamente
reduce la distancia entre los agricultores y los
consumidores.
Este
nuevo sistema alimenticio incluye la agricultura por subscripción
o la agricultura apoyada por la comunidad, en la cual los
ciudadanos locales contratan directamente con los
agricultores para que cultiven ciertos alimentos
orgánicos para ellos. El objetivo es asegurar un
suministro adecuado de semillas genéticamente
naturales.
La
mayoría de los cambios dramáticos en las sociedades,
como el movimiento de los derechos civiles, fueron iniciados
por gente local. Se necesita iniciar conversaciones acerca de
los sistemas alimenticios sustentables en las
comunidades locales.
Según
la organización RAFI, los agricultores que usen
semillas genéticamente modificadas serán atrapados en
sistemas de control biológico que inevitablemente
llevarán a la bioservidumbre. La capacidad de insertar
y manipular externamente secuencias vitales de ADN en los cultivos
(y posiblemente en insectos y ganado) amenaza la
soberanía nacional sobre los recursos agrícolas y
otros recursos biológicos.
En su
página de Internet, la organización RAFI afirma que
la particularidad más obvia de esta biotecnología es
la secuencia suicida de los genes exóticos, la cual
es activada por un antibiótico y hace que la semilla
se vuelva infértil en la siguiente generación.
Agronómicamente, Terminator no ofrece ni la más mínima
ventaja.
Asimismo
dicen que la realidad biológica de esta estrategia
monopólica oculta facetas aún más oscuras de esta
tecnología. Las dos patentes originales de Terminator
-USDA/Monsanto (U.S. Patent #5,723,765 concedida el 3 de marzo
de 1998) y AstraZeneca (U.S. Patent # 5,808,034 concedida el
15 de septiembre de 1998) - prueban que es posible
activar y desactivar genes específicos o,
posiblemente, característcas multigenéticas - mediante
la aplicación del catalizador externo que la
compañía prefiera. A pesar de que el uso de la
tecnología para crear esterilidad parece ser la
posibilidad más lucrativa, RAFI piensa que la misma
estrategia podría también promover otros carácteres
con nuevas consecuencias negativas.
Hay un
rechazo Europeo al maíz y a la soya transgénicos
americanos debido a la resistencia de los consumidores. Dentro
de los últimos 3 meses, grandes procesadores multinacionales
de alimentos y proveedores de productos de primera
necesidad, tales como Nestle, Cadbury, Unliever,
Cargil y ConAgra han decidido dejar de vender
alimentos genéticamente modificados en Europa.
Sin
embargo, siguen distribuyéndolos en el mercado de los
EE.UU. (The Green Guide, p. 3, August 1999). Los Europeos
no sólo evitan los alimentos hechos a partir de semillas
transgénicas sino también están luchando
contra las exportaciones americanas de otros organismos genéticamente
modificados, particularmente la leche y las reses de
ganado que ha sido tratado con hormonas.
Debido a
que esto podría dañar los agro negocios,
aparentemente el gobierno americano está preocupado
por la aceptación pública de estos productos (Herbs
for Health, p. 76, Nov/Dec 1999).
Un
nuevo reporte de la Asociación Médica Británica, "la
biotecnología, las armas y la humanidad" advierte que
la tecnología para habilitar a los científicos a
hacer armas biológicas, las cuales solamente afectarían
poblaciones específicas, podría estar lista dentro
de 5 años. Se está incitando a los biólogos
Británicos a tomar mayor responsabilidad por los riesgos
potenciales de su trabajo.
El
proyecto del genoma y el proyecto de diversidad del genoma
no están mapeando solamente los genes de la humanidad,
sino también están revelando las diferencias genéticas
entre grupos de gente. Por ejemplo, un artículo en el
American Journal of Human Genetics, Vol. 60, página 957
muestra cómo es posible desarrollar juegos de marcadores
genéticos que distinguen entre Africanos, Americanos,
Europeos o Hispánicos.
Esto
sería suficiente para que los diseñadores de armas
biológicas, crearan bacterias, las cuales solamente
infectarían a las personas que pertenezcan a uno de estos
grupos (New Scientist Enero 30, 1999, p. 45).
Los
debates sobre la biotecnología se han concentrado en
la posibilidad de riesgos dietéticos imprevistos por
los cambios genéticos en los alimentos y por lo tanto
en los productos alimenticios (Matutation Research,
1999;443:223).
1999;443:223).
Por el Dr. Héctor E. Solórzano del Río .
Profesor de Farmacología del CUCS de la Universidad de Guadalajara y
Presidente de la Sociedad Médica de Investigaciones Enzimáticas, A.C : hector@solorzano.com http://www.hector.solorzano.com/
Profesor de Farmacología del CUCS de la Universidad de Guadalajara y
Presidente de la Sociedad Médica de Investigaciones Enzimáticas, A.C : hector@solorzano.com http://www.hector.solorzano.com/
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