El paraíso, cerca
Por Natalia Laube. De la Redacción de Clarín.com
nlaube@claringlobal.com.ar
Muchos lo intentaron pero no pudieron: vivir en profunda interrelación con la naturaleza. Diez personas lo han logrado y a sólo hora y media de la Capital.
CENTRAL ELECTRICA. La ecovilla se abastece
de energía eólica y solar, que se concentran
en una casita de barro.
La puntada inicial fue dada en 1991, en Dinamarca,
cuando un grupo de 20 personas de todo el mundo se reunió
para definir estrategias para la creación y la
expansión de las ecoaldeas, convencidos de que había que llevar a la práctica el concepto de desarrollo sustentable que ya venía barajándose como una opción más amiga del medio ambiente.
¿Qué proponía concretamente? Crear
comunidades horizontales, en las que sus habitantes
vivan en contacto con la naturaleza, apelando a energías
alternativas.
En
Argentina, la primera ecovilla fue creada hace 10
años a unos kilómetros de Navarro, provincia
de Buenos Aires: "Gustavo conocía el proyecto
y estaba dispuesto a emprenderlo acá, así
que nos vinimos a esta fábrica láctea que
había dejado de funcionar y comenzamos a armar
nuestra casa. Luego se fue sumando gente",
cuenta Silvia Balado, cofundadora de la ecoaldea Gaia.
Ella vive junto a su esposo Gustavo Ramírez
y su hijo Tobías (de 3 años) en una típica
casa ecológica (ver foto) entre la huerta, los
frutales, las pantallas solares y los molinos. La suya
es una de las tantas historias de gente que busca su
lugar, que muchas veces se aleja de la ciudad y se
acerca al verde. En su 'otra vida' Silvia fue
una terapeuta ocupacional que un día viajó a
España y cuando regresó, decidió que no
volvería a vivir en la ciudad.
Mudarse a Navarro no le costó: la suya fue una
decisión apurada pero consciente. Es que, hay
que decirlo, Gaia es un lugar de ensueño, en
donde todo parece idílico, al menos al principio.
Sus habitantes (10 en total) se reparten su tiempo entre
la construcción de nuevas casas de barro, el
cuidado de la huerta y de los chicos y las tareas de
mantenimiento y arreglo que siempre surgen.
Además, durante los fines de semana, organizan visitas guiadas y talleres de permacultura
y cocina natural para turistas locales y
extranjeros. Esa es su principal fuente de
ingresos, ya que ninguno de los habitantes de la ecovilla
trabaja afuera de ella.
Pero ellos prefieren no hablar de trabajo, sino de
tareas: "Es que esto no implica padecimiento, son
cosas que hacemos para sostener este estilo de vida",
explica Mónica Domínguez, una ex profesora
de yoga que se mudó a la ecovilla hace un año
y medio junto a su familia (que comprende a su esposo
Jorge y su hijita Cecilia).
Ella apostó por una nueva vida después de
conocer la Ecovilla a través de un programa de
televisión. "Jorge y yo ya estábamos en la
búqueda, pero no nos terminábamos de decidir.
No te imaginás cuánto nos cambió la cabeza
todo esto. Es que generás una conciencia
diferente. Antes yo apagaba las luces para
pagar menos, ahora lo hago porque soy consecuente
con una causa".
"Por momentos me resultó duro continuar
viviendo acá; uno siente que está navegando
contra la corriente. Pero la vida me muestra una y otra
vez que tengo que seguir, aunque a veces sienta la falta
de apoyo. Me gusta este estilo de vida y ya no
podría cambiarlo. Quizás esto se pueda
comparar con una pareja: puede haber crisis,
pero si uno siente que vale la pena el
esfuerzo, sigue luchando. Y vivir en contacto
con la naturaleza se volvió algo esencial para
mí. No podría cambiarlo ahora", confiesa
Silvia.
¿Qué hace falta para vivir en la ecovilla?
"Fuego: si uno no tiene un fuego que lo
movilice a estar acá, se termina yendo. Por
acá pasaron muchos chicos jóvenes, que
vinieron a investigar y luego emprendieron otro
camino. A muchos les llegan las ganas pero después
se dan cuenta de que éste no es su lugar".
Sigue Silvia: "Una vez vino un chico que estaba
súper informado sobre las ecovillas en el mundo,
sabía todos sobre nosotros y sobre la organización
de Gaia. Todo lo que sabía, lo había buscando
en Internet. Estaba muy dispuesto a vivir acá,
pero se terminó yendo a los dos días".
Silvia explica que "en la ecovilla no hay tele
ni celulares.
Acá es cuestión de conectarse con uno. Y la
comunicación de hoy en día se dice
interactiva, pero interacción real es la que
se da acá, donde hay tiempo".
Remata Gustavo: "¿Sabés por qué estamos acá nosotros?
Porque ya pasamos por todo lo que se vive en la ciudad y nos cansamos.
Nosotros también hicimos colas y nos enojamos por las mismas cosas que te enojan a vos. Pero dijimos basta, esa es la diferencia".
Vivir en barro
Las edificaciones de la villa merecen un capítulo
aparte. Construidas con una mezcla de pasto seco, arena
y barro, las casas son modeladas directamente,
diferenciándose de la más tradicional técnica
de adobe: "No construimos ladrillos de barro
para después construir las casas, sino que
directamente levantamos la casa", explican los
hombres del grupo, encargados de las obras
arquitectónicas de Gaia.
Los techos de las viviendas tienen chapas aislantes y pueden estar armados en paja o juncos. También están los llamados 'techos vivos', recubiertos de tierra y semillas, de las que luego crecen plantas (ver foto). Para los pisos, existe un secreto particular: "Si le tirás aceite de lino y de naranjas y cera de abejas al barro, éste queda duro e impermeabilizado. Y después le podés pasar un trapo, como a cualquier azulejo", cuenta Mónica.
¿Cómo se armaron los ecohabitantes de una
cartera tan vasta de trucos naturales? "Muchas
de estas técnicas son milenarias y nosotros las
fuimos aprendiendo con el tiempo. Pero también
hay mucho de ir probando diferentes cosas, hasta que
alguna funciona: esto es ensayo y error. Ah, y también
paciencia", explica Mónica.
Estamos sembrando las bases para un asentamiento humano sustentable.
Nos proponemos vivir simplemente, en contacto con la naturaleza, organizados en forma de una pequeña villa ecológica, con principios ecológicos, comunitarios y sociales.
Elegimos los principios de Permacultura
como base del diseño general del lugar para
hacer un buen uso de la tierra y de los flujos
de energía, buen diseño de las construcciones
naturales, y lograr una organización social y
económica comunitaria.
Honramos las pequeñas y grandes manifestaciones
de la vida, tanto en los ecosistemas, en las relaciones
y en los procesos personales. Sabemos que todo está
interconectado y que el grado de conciencia y
respeto que nosotros tengamos con nuestro
hábitat y todas nuestras relaciones,
determinará el tipo de vida que tengamos.
Intentamos lograr un equilibrio entre espacios de
privacidad y la vida comunitaria, donde podamos dar
espacio a nuestro desarrollo personal, tanto como a
las necesidades de interacción con otros, generando
relaciones de mutuo apoyo y colaboración.
Postulamos presentar la nueva tecnología del
presente y del futuro para que la sociedad no siga alterando
al planeta. Lo que en los años atrás se
consideró como un idealismo utópico es
ahora una emergencia social y ambiental.
El proyecto aspira a ser un prototipo
práctico donde aquellos interesados en una sociedad
sustentable puedan entrenarse e inspirarse para concretar
otras iniciativas comunitarias en el país y diversos
puntos del planeta.
TIERRA FIRME, Entrando en Tu Corazón.
MONTE MITLA, Donde los Dioses Descansan,
=========================
PROXIMAS ACTIVIDADES EN TIERRA FIRME, VISITA:
www.ecotierrafirme.blogspot.com
www.tierrafirme2012.blogspot.com
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